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PARA LA PAZ: MÁS CORAZÓN Y POESÍA CON LA NATURALEZA

Foto del escritor: Proyecto Editorial 89079Proyecto Editorial 89079

Entrevista a Raúl Guzmán González, presencia de la Editorial 89079 y de Quynza el bosque del colibrí en la COP16.


Por: Alexandra Beltrán Manchola

 

A su regreso de la ciudad de Santiago de Cali, donde participó en la COP16 en representación de la alianza Editorial 89079 y Quynza, El bosque del colibrí, que conforman unidos el programa, La palabra bajo el árbol florece, conversé con Raúl Guzmán González acerca de sus impresiones y el balance de ésta cumbre de biodiversidad sui géneris, porque trascendió todas las expectativas organizativas de lo que ha sido tradicionalmente la Conferencia de las Partes, al crear una zona verde, denominada la COP de la gente. Según el gobierno de Colombia, allí se registraron aproximadamente un millón de visitas.

 

Cuando llegué al lugar acordado para nuestra conversación, lo primero que llama mi atención es que Raúl luce en la solapa de su saco un hermoso prendedor artesanal con la Flor de Inírida, en la que se inspiró el logo de la COP16, ésta flor, como imagen emblemática, según los organizadores, “con 36 pétalos simboliza 13 ecorregiones colombianas y 23 metas de biodiversidad de la ONU, apropiadas en el Marco Mundial de la Biodiversidad Kunming-Montreal”. 

 

Para él, en la etapa posCOP 16, llevar dicha flor en algunos momentos específicos, será la representación de su compromiso con los temas ambientales y del cuidado de la naturaleza, expresados a través de lo poético y filosófico, pues éstos conocimientos característicos de la intuición, la imaginación y la racionalidad, le apuestan a poseer una visión integral, la cual es la que requiere el mundo actual para encontrar soluciones a los problemas que nos aquejan; en este orden de ideas, es muy importante que asumamos una actitud dispuesta a encontrar los puntos de vista abiertos al diálogo de saberes.

 

Raúl comenta que durante los días que estuvo en la COP16, pudo apreciar una ciudad alegre, acogedora y vibrante, exaltada por la presencia de una gran afluencia de visitantes nacionales y extranjeros. Se observaba la diversidad por doquier, en la oferta de charlas, las muestras culturales y artísticas, la gente moviéndose allí entre la curiosidad, el asombro y el deseo de conocer más acerca de las variadas propuestas y experiencias. Una gran confluencia de saberes y expresiones que hicieron de éste evento algo único, que no sólo habla muy bien de Cali, sino también de Colombia, donde gobierno nacional, departamental y local, trabajaron en equipo para lograr que la COP 16, no fuera sólo el escenario de negociaciones y acuerdos entre países, sino un territorio de participación popular y de la sociedad civil, algo inédito en la realización de las quince anteriores cumbres.

 

En línea con el propósito de su participación en la COP16, asistió principalmente a conferencias y foros relacionados con temas que presentaban un horizonte argumentativamente amplio para comprender esa estrecha relación que existe entre la biodiversidad y la cultura con el cambio climático, con los asentamientos sustentables de América Latina y las transiciones ecosociales, en un mundo que exige pasar rápidamente de las largas discusiones técnicas y políticas a acciones contundentes para frenar ese paso dramático a la “ebullición global”, en palabras de Antonio Guterres, secretario general de la ONU.

 

A modo de ilustración, durante el evento entrevistó a Gina Santana, pintora y escultora, a un representante de la ecoespiritualidad como Dairen Jácome de la comunidad Soto Zen y al líder de un proyecto de barrera forestal del Amazonas, Juan Carlos Valencia.

 

El fin de haber dejado huella audiovisual con las mencionadas personas, es resaltar la importancia del arte, la espiritualidad y la ejecución de proyectos sustentables en esa indispensable armonización del hombre con la naturaleza, dirigida a restaurar y proteger los ecosistemas.

 

Además de participar en conferencias, foros y realizar entrevistas, también celebró agradables conversatorios con luladas, cervezas o cafés sobre las mesas de diálogo. Así ocurrió con Alexander Mejía Orbegozo, quien fue su compañero del colegio Instituto de La Salle, de donde ellos son egresados, Alexander es miembro desde hace varios años del coro Magno de la Universidad del Valle y de un coro de Buga. Comenta Raúl que Alexander es un odontólogo ortodoncista para quien la vida profesional se embellece al complementarla con la música.

 

De igual modo, la COP 16, fue una oportunidad de reencontrarse con el poeta y escritor amigo desde los inicios del colectivo literario Si mañana despierto, Jorge Eliécer Ordóñez Muñoz. A manera de consideración de un aspecto relevante de la conversación, Raúl comenta una observación de Jorge, citando al poeta Edgar Ruales que vive en las montañas de Cali: “El fruto más grande de un árbol es su sombra” y más adelante en el desarrollo del poema dice: “el fruto más grande del hombre es la poesía”.

 

Igualmente, celebró una tertulia con el filósofo y escritor Guillermo López Acevedo, para conversar sobre el valor de sensibilizar a los niños en el amor por la naturaleza a través de las imágenes poéticas y los diferentes relatos, con él, pronto volverán a retomar en alianza con el colectivo Pensamiento Pedagógico Contemporáneo los talleres en el colegio Jaime Pardo Leal. Mientras transcurría la amena charla, disfrutaron de una copa de Viche, bebida artesanal del Pacífico colombiano, hecha de hierbas, caña y con poderes curativos, como los tiene la palabra.

 

Otro de los encuentros, éste de reflexión sobre la geopolítica mundial fue con el rabino liberal, líder interreligioso, Richard Gamboa Ben-Eleazar, el escenario, fue la Casa MD de la paz, allí también tuvo oportunidad de conocer a Ángela María Giraldo, directora académica regional de Uniminuto. En la Cámara de Comercio de Cali, Raúl se reencontró con el comunicador social y periodista René Rojas Camacho con quien en el pasado, fueron compañeros en el equipo que diseñó para el ministerio de Justicia y del Derecho, el Centro de Investigaciones y Estudios Internacionales Sobre Droga CIDNE, con recursos del Programa de Fiscalización de Drogas de Naciones Unidas, René, actualmente forma parte de una organización no gubernamental denominada Ecoinversión Barrera Forestal que opera en la región amazónica, con aliados de las comunidades indígenas y de entidades como la NASA, El Departamento del Interior de los Estados Unidos y la multinacional Replanet.

 

Aunado a ello, conoció la experiencia de diferentes actores en los temas ambientales y su contribución a la preservación de la biodiversidad. Raúl resalta la presencia de Nadila Selvanus de Indonesia y Daniela Soto Pita de Colombia, lideresas ambientales y sociales y de diversas investigadoras al frente de programas de cooperación que realizan con su trabajo diario a nivel global, un gran aporte a la sociedad.

 

De igual manera, señala mi entrevistado, también existe un genuino liderazgo de algunos colectivos de afrodescendientes, indígenas, académicos, artistas, gestores culturales, empresarios, emprendedores, escritores y políticos, entre otros, todos ellos con distintas o similares miradas, pero con un mismo propósito encaminado a hacer las paces con la naturaleza. De acuerdo al concepto de Raúl, “la paz con la naturaleza” exige más corazón con ella, es decir, pasar de concebirla como algo aparte del ser humano, a sentirla intensamente con embriaguez del poeta, mirada del búho o inocencia de los niños.   

 

Considera que el camino a seguir es continuar promoviendo la toma de consciencia sobre la importancia del cuidado de la naturaleza, que también es autocuidado, entendiendo que es algo vinculante a todos los habitantes del planeta, no sólo a los gobiernos y a las grandes empresas y organizaciones. Desde la alianza entre Quynza el bosque del colibrí y la Editorial 89079, se continuará trabajando en una estrategia que involucra principalmente procesos culturales, educativos, pedagógicos y editoriales, desde la ecofilosofía y la ecopoesía, dirigidos especialmente a la infancia y a la juventud, vinculando artistas, escritores y comunidades, guiados por el lema “La palabra bajo el árbol florece”.

 

A todo aquello que menciona mi entrevistado, es relevante añadir que, según la ONU y el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible de Colombia, el principal acuerdo que se observa de las discusiones que se llevaron a cabo en la zona azul, el ámbito de las negociaciones entre Estados, fue reconocer a las comunidades indígenas y afrodescendientes como protagonistas de la conservación de la biodiversidad y que a través, del denominado Fondo Cali, en honor a la ciudad anfitriona, se destinarán recursos, con la tutela de los gobiernos.

 

Para finalizar la conversación le pregunté a Raúl, ¿cómo a partir de la COP 16 unificar la poesía con la filosofía y la educación al servicio del cuidado del medio ambiente y su desarrollo sostenible? Respondió que el punto de confluencia de los saberes mencionados es la búsqueda de la paz con la naturaleza a partir de un enfoque que reconozca por vía de la imaginación, el tejido existente entre el alma individual y el alma del mundo, así, quien ayuda a una toma de consciencia de la humanidad, no son los técnicos, científicos, políticos, maestros, economistas, ni la sociedad civil, sino todos juntos, con una misión universal y muchas tareas particulares que se realizan involucrando el corazón en cada actividad por pequeña o grande que sea.

 

En concordancia con lo anterior, manifiesta, la paz es un arte que comienza cuidando el corazón que escucha y habla con la naturaleza, reconociéndonos en ese diálogo y siendo parte en el momento en el que se nos revela comunicándonos de nuevo con los dioses.

 

Por último, antes de despedirse Raúl me dice, cuando en el retorno a la naturaleza perdemos la confianza en la magia, no nos queda otro camino que la poesía, porque la comunión con las musas nos ayuda a no perdernos en el laberinto de la existencia vana.

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